martes, 15 de septiembre de 2009

CURSO DE HERMENUTICA LECCCION 7

CURSO DE HERMENÉUTICA

LECCION 7

EL PROCESO DE INTERPRETACIÓN

El primer paso en el proceso es asegurarse de poseer la mejor o las mejores versiones de la Biblia, aquellas que toman en cuenta los manuscritos antiguos. La Reina Valera Revisión 1960 es excelente; la Biblia de las Américas es un poco más amplia. En inglés la King James Version es de las más fieles. Es bueno, para un estudioso serio, contar con al menos cinco diferentes versiones, incluyendo la mejor que ha producido la Iglesia Católica, que es la de Jerusalén. La Nácar-Colunga y la Torres-Amat (católicas) no son tan apegadas a los originales, pues son traducciones del latín, y no directas. Es conveniente incluir una paráfrasis, como la Dios Habla Hoy. Sin embargo, si sólo se puede adquirir una Biblia, sugerimos la Reina Valera Revisión 60.

Si uno maneja el griego y hebreo, es recomendable contar con textos en estos idiomas y realizar una exégesis con el idioma original. Ayuda, obviamente, tener una concordancia griega. Esto contribuye a tener una crítica textual, pues por ejemplo, el griego es un idioma muy exacto mientras que el español tiende a ser más ambiguo.

El segundo paso es acercarse al texto con humildad y un espíritu de oración. Una actitud de devoción y un genuino deseo de saber más de Dios son indispensables.

Si uno va a hacer un estudio de la Biblia con un espíritu sabiondo y soberbio, el Espíritu Santo no va a poder enseñarnos nada nuevo. El Señor nos va a facultar para captar si nuestra actitud es correcta, sin importar cuántas veces antes hayamos leído el pasaje.

Reconozcamos que lo que vamos a leer es palabra viva, y dependamos de la iluminación del Espíritu y no sólo de nuestra capacidad de raciocinio. El Espíritu puede traer una inusitada lucidez sin que la adquiramos por medio de nuestros sentidos. Estamos tratando con algo divino, vivo, que nos conducirá a la profundización de nuestra relación con Dios.

El tercer paso es tener un propósito definido. Es acercarnos al material esperando obtener algo de provecho de nuestro encuentro con la Palabra. Debemos pedirle al Señor que nos muestre lo que Él quiere enseñarnos, y dedicarle el tiempo suficiente para poder recibir aquello que Dios nos quiere decir.

El cuarto paso es tener a la mano las herramientas necesarias. Todo oficio requiere de herramientas adecuadas para desempeñarlo bien. El teólogo debe contar con el Espíritu Santo y la Biblia; pero también los léxicos que ayudan a determinar el significado de determinada palabra. Claro que esto conlleva conocer de gramática, para no cometer errores básicos en español. Debemos expresarnos correctamente, aprender bien el español para poder transmitir acertadamente lo que queremos decir. El diccionario bíblico también ayuda; y es bueno tener dos, pues se complementan. El diccionario de vocabulario teológico comprende palabras que no necesariamente aparecen en el bíblico, y también sirve para determinar las figuras de lenguaje. Hay otros diccionarios mucho más especializados, como el de tipos y símbolos, usos y costumbres, entre otros. Unos cinco diccionarios es un buen número, y afortunadamente ya hay mucho material en español, además de lo que se encuentra disponible por medio de Internet y discos compactos.

También sirven los comentarios bíblicos, aunque son alimento previamente digerido. Deben ser comentarios profundos, analíticos y exegéticos los que se usen. Estos ilustran mucho.

Sin embargo, los comentarios deben usarse hasta el final, más bien como una confirmación de que nuestra exégesis fue acertada, pues de otra manera influyen la visión del hermeneuta y eso no es recomendable.

El quinto paso es entrar en el estudio histórico y cultural. Se estudia el contexto histórico del pasaje, y se llega a comprender la cultura. Esto permite una apreciación de sutilezas que de otra manera pasarían inadvertidas.

El sexto paso es situar el pasaje dentro del marco total de las Escrituras. No debemos tomar un texto aislado y hacer de él una doctrina. El contexto del texto es el resto del capítulo, el resto del libro, y el resto de la Biblia.

Como se recalca constantemente referente a la predicación, y mucho más a la interpretación: “ Un texto fuera de contexto es puro pretexto ”, pues aislar versículos ha sido fuente de muchísimas falsas doctrinas y herejías.

La Biblia es su propio intérprete, debemos tomar en cuenta la totalidad de su revelación.

El séptimo paso es entrar en la exégesis del pasaje. Para esto hay cuatro acciones sencillas:

• Exégesis del léxico: ver el significado de cada palabra individual.

• Exégesis gramatical: ver la relación que guardan entre sí las palabras en la oración o en el texto, es decir, el sentido de las palabras.

• Exégesis retórica: ver el uso de las palabras en el tiempo del escritor bíblico y las figuras retóricas que se emplearon, advertir el estilo personal del escritor.

• Exégesis comparativa: ver los pasajes paralelos y relacionarlos, compararlos, o bien, complementarlos. Para esto se usa la concordancia y se analizan los textos de referencia.

Cuando uno lleva a cabo el proceso correctamente, llega al punto donde se da cuenta de que podría escribir su propio comentario. Normalmente no lo hacemos porque padecemos de pereza mental y nos falta disciplina, orden y ser sistemáticos. Si nos aplicáramos con tantas ganas a la tarea de estudiar la Biblia como lo hacemos con los pasatiempos o los deportes, otra sería nuestra vida espiritual y nuestra dependencia y comprensión de la Palabra.

La hermenéutica evangélica conservadora es la que los cristianos evangélicos han usado desde los tiempos de los apóstoles.

LECCION 8

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