jueves, 14 de enero de 2010

4 - LA TRIPLE VOLUNTAD DE DIOS

SANIDAD DIVINA
Por Yiye Avila
4 - LA TRIPLE VOLUNTAD DE DIOS

Pasamos a tercera de Juan, versículo 2. El pan de la tierra es agradable, nos gusta comer pan de aquí abajo, pero, el pan de arriba es mucho más agradable que el de abajo. El de abajo satisface por un ratito, pero este es pan que permanece. Dice tercera de Juan, verso 2:

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

¡Qué cosa linda! Fíjese la triple voluntad de Dios, la triple bendición, la triple buena voluntad de Dios para Su pueblo.

SALUD FÍSICA

Primero: “Que tengas salud”, salud física, sanos, quiere decir que cuando viene la enfermedad no es voluntad de Dios. Dios lo puede permitir, una voluntad permisiva, pero no es la perfecta voluntad de Dios. Una voluntad permisiva, porque el diablo lo ha pedido allá o por cualquier razón, para que tú te levantes espiritualmente en la fe y domines, venzas, crezcas y seas un ejemplo para los demás.

PROSPERIDAD MATERIAL

Segundo: “Y prosperado”, eso es prosperidad material. Vamos a tocar ese punto, ese punto es importante. La Biblia dice, en el profeta Hageo, capítulo 2 verso 8:

Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.

Quiere decir que toda la plata y el oro que está aquí abajo es de Dios, no es del diablo. El diablo sí, se ha robado todo, se ha apropiado de todo, usa cuanta cosa encuentra aquí abajo, a él no le importa, en él no hay honestidad, no hay normas, ni hay decencia de ninguna clase.

Se apropia de lo que no le corresponde y lo usa. Pero esa plata y ese oro que está aquí, es de Dios para nosotros Sus hijos, por lo tanto, cuando tú tienes necesidades financieras reclámaselas al Señor.
Arrodíllate y con la misma confianza que tú reclamas la salud del cuerpo y reclamas el perdón, reclama las finanzas, porque la promesa está escrita, tú estás pidiendo en la voluntad de Dios. Así que reclama con confianza: “Señor, yo reclamo esta cantidad de dinero que necesito para este propósito que tu sabes que es menester y es necesario”, y después que lo reclames ordénale al diablo que suelte esas finanzas; ordénaselo en el nombre de Jesucristo con autoridad de Dios y espera con confianza, que Dios no puede fallar en darte ese dinero.
Dios es tu Padre y tú eres u hijo, los hijos le piden a los padres y los padres que tienen, le dan a sus hijos. Lo único es, que hay que reprender y echar un ladrón que nos quiere robar lo que es nuestro. Dios no ha puesto el dinero aquí para el diablo lo use para acabar de hundir la humanidad, ha puesto aquí para que sus hijos lo usen para sus necesidades. No te vas a llenar de codicia, pero tú tienes necesidades y Dios que es tu Padre tiene que suplírtelas.
En esa forma es que nuestro ministerio se mueve, nosotros no dejamos de orar, reclamamos a Dios, necesitamos esta cantidad para pagar más de 200 programas radiales que tenemos, no son dos o tres centavos, son docenas de miles de dólares semanales y Dios no falla en suplirnos, y le ordenamos al diablo que suelte eso en el nombre de Jesucristo y aun vamos más lejos: “Tú pusiste los ángeles para servirnos, yo te pido que los ángeles se muevan y me traigan este dinero ligerito, que lo necesito”. Dios no nos ha fallado nunca, ahí vamos hacia delante, ni nos preocupamos por el asunto. Una vez que lo reclamamos a Dios, sabemos que es nuestro y viene. Nosotros tenemos una promesa aquí para reprender los poderes del diablo que quieren tenerte a ti financieramente hundido, deprimido y en tantas y tantas vicisitudes. Tú reclama con autoridad, que el Dios de nosotros es rico y es un padre y su voluntad está clara. Amados, eso es lo primero que somos, amados de Dios. “ y que tengas salud”, eso honra a Dios que estemos en salud y eso hace posible que tú le sirvas mejor. “Prosperado”, prosperidad material, que tú puedas tener el alimento para tus hijos, la ropa para tus hijos y todo lo que es menester en el hogar. “Así como prospera tu alma”.

PROSPERIDAD ESPIRITUAL

Tercero: “Así como prospera tu alma”. Para que la dos primeras promesas, las dos primeras voluntades de Dios sean manifestadas, tú tienes que pelear por la prosperidad espiritual, tienes que ir creciendo espiritualmente. No puedes resignarte a mantenerte ahí en un plano espiritual estático, o descendiendo, no, tú tienes que ir escalón por escalón, de gloria en gloria hacia arriba. Nunca estés conforme con tu crecimiento espiritual, hay más, hay algo más alto, hay algo mejor; reclámalo, pelea por eso, aprópiatelo, échale mano, como dice el apóstol Pablo. Tú sabes cuáles son los instrumentos para pelear; armas espirituales que dice que son poderosas en Dios para derribar fortalezas del diablo.

HONRA A DIOS

Analizando 1 Corintios 6:20, vemos que le asunto es más serio todavía, porque dice:

Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues a Dios en vuestro cuerpo, y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Ahora no es cuestión de que a ti te guste o no, ahora es cuestión de que es una orden: “Glorifícame con ese cuerpo que lo compré por un precio”. Jesús pagó un precio de sufrimiento en la cruz. Fíjate bien en eso, que es tan importante, pagó un precio en la cruz de sufrimiento terrible, de martirio por esa enfermedad, por lo tanto, ahora El demanda, ahora El dice: “Glorifícame, que yo pagué por eso”. En otras palabras: “Hónrame delante de esa humanidad, hazle entender, pruébale a esa humanidad que yo compré esa salud en la cruz”.
Entonces podemos preguntar de nuevo: ¿Es necesario ir al médico cuando nos enfermamos?

LLAME A LOS ANCIANOS

Analicemos Santiago capítulo 5, verso 14 y 15. Nos a salir momentáneamente de la enseñanza personal que hemos estado trayendo todo el tiempo, y vamos a venir ahora a la iglesia, la congregación. Dice el apóstol, en el verso 14:

¿Está alguno enfermo entre vosotros?

Fíjate que la pregunta muestra que los apóstoles entendían que se podían enfermar los creyentes. Pablo mismo en la Biblia confiesa , que ministró enfermo en una ocasión. Y Santiago dice:

¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Santiago 5:14-15

LA ORACIÓN DE FE

Ahí hay un punto de una importancia muy grande, primero, que el creyente puede que se enferme, que venga el diablo y logre ponerle la enfermedad en una u otra forma. Dios lo permite para que ese creyente glorifique a Dios, honre a Dios y le pruebe al diablo que es un mentiroso, y que la verdad de Dios es una realidad en nuestros medios, pero, sea la razón que sea de la enfermedad, la orden del apóstol para los creyentes de la fe de la iglesia, llama los creyentes maduros espiritualmente, a la gente llena del Espíritu Santo en la iglesia, y únjalo con aceite, y órenle. Santiago dice con una seguridad absoluta: “La oración de fe lo salvará y el Señor lo levantará”.
No hay nada más que dos alternativas como resultado de esa oración, que se sanará porque el propio Jesucristo lo levantará. Quiere decir , que esa era la medicina de la iglesia apostólica. Ahora yo le pregunto a ustedes, ¿ha cambiado la iglesia? ¿Tenemos una iglesia nueva ahora, distinta, o es todavía la misma iglesia? La pregunta es fácil de contestar. La iglesia es el cuerpo de Jesucristo, y Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos, por lo tanto, la iglesia no ha cambiado, como Cristo tampoco ha cambiado y la doctrina apostólica es la doctrina nuestra de hoy en día.

AUMENTA LA FE-PREDICA SANIDAD

Ahora, el problema es el siguiente, que todo depende de la fe y la fe viene por el oír la Palabra, y ya se ha cometido el trágico error en la iglesia actual del Señor de que se predica salvación del alma una vez, dos veces, tres veces, cien veces y no se predica sanidad divina. Entonces, la fe está muy bien cimentada en la salvación y muy floja y raquítica en la sanidad divina. Cristo dijo: “No te olvides de ninguno de mis beneficios porque yo perdono y sano” y en la cruz, el mismo cuerpo que llevó el pecado, llevó la enfermedad. Quiere decir, que cuando predicamos tenemos que predicar salvación que es lo más importante, pero hay que predicar sanidad divina, ahí, injertada a la salvación, porque eso es parte de la libertad que Cristo compró en la cruz para nosotros. ¡Cómo es posible que tú seas libre espiritualmente y físicamente estés esclavizado a Satanás? El diablo va a tratar de enfermarte; son dos maldiciones terribles de Satanás, pecado y enfermedad; pero cuando tú conoces las promesas y estás bien agarrado del Señor, tú eres libre espiritualmente y eres libre físicamente. Por eso el Señor, en Juan 8:32, dijo:

Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.

También dijo: “Yo soy la verdad” y también dijo: “Mi palabra en la verdad”. Quiere decir, que El y la Palabra es lo mismo. El es el verbo hecho carne.

NO TE DESCUIDES ESPIRITUALMENTE

Ahora, fíjate en un punto importante que hay ahí. Dice: “La oración de fe salvará al enfermo y el señor lo levantará” y dice: “Y si hubiere pecado le serán perdonados”. Vemos que el apóstol muestra que la enfermedad a veces puede venir por el pecado. Porque cuando la persona está con ciertos pecados escondidos se torna muy murmurador en la iglesia hablando del pastor y de los hermanos, se llena de celo, de codicia, de glotonería, de envidia y se descuida en la oración, deja de hacer la que Cristo ordenó. Entendamos que no solamente es pecado la maldad que uno comete, sino que también pecado es lo bueno que uno deje de hace que es lo que Cristo ordena, pues eso es desobediencia.
Si te descuidas en la oración, en el ayuno, en la Palabra y empiezas a tornarte un poquito más interesado en el entretenimiento carnal que en las cosas de Dios, puede venir la enfermedad, y en ese caso la enfermedad es una bendición para que tú pongas el grito en el cielo y vuelvas otra vez a los brazos del Señor. Pasa como el pequeñito que se arriesgó a bajar del balcón y salir a la calle y allá se encontró y un perro grande y cuando el perro le ladró salió corriendo y cayó en los brazos de papito y de ninguna manera volver a salir. Nosotros somos como los pequeñitos que tenemos que estar siempre en los brazos de papá. No te alejes de papá porque el perro grande te está velando.

LAS MEDICINAS NO QUITAN EL PECADO

Ahora, si la persona se enferma y va la ciencia médica y la enfermedad es por pecado va a tener dos problemas: primero: la enfermedad.
Segundo: que le médico no le va a resolver el problema del pecado. Las medicinas no le van a quitar el pecado. Pero, si se ciñe a la Palabra de Dios, la Palabra sana en forma completa por fuera y por dentro. La Palabra dice, que entra hasta el tuétano de los huesos, quiere decir que no hay artritis que la resista, ni hay pecado que la resista en absoluto.
Entra la persona y confiesa su pecado, porque hay que confesar el pecado, no a un hombre pecador, pero sí delante del Señor. Si uno llama a un hermano, un hermano bien maduro, ese hermano oye y ora contigo, el hermano no te va a perdonar, pero va a ayudarte con la oración y a gemir contigo delante de Dios, entonces, Dios te perdona y sigues tú moviéndote sano y salvo, la oración de fe te va a sanar y tú vas a tener una experiencia que le hará tener más cuidado en su vida cristiana.

12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12

GUARDA LA PALABRA

Si nos ceñimos a la Palabra física y espiritualmente estaremos en crecimiento todo el tiempo y todo lo que suceda obrará para bien, pero dice, que los que aman a Dios (Romanos 8:28). Porque hay gente que habla el texto a medias, nunca hables los textos de la Biblia a medias, háblalos completos. Hay quien dice:”Todas las cosas obran para bien”, y se para ahí. Eso no es verdad, eso es una mentira del diablo porque eso no es lo que dice la Biblia. La Biblia. La Biblia dice:

Y sabemos que a los que ama a Dios, todas las cosas le ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Y el Señor dijo:

El que me ama, mi palabra guardará.
Juan 14:23

Quiere decir que todas las cosas obran para bien de los que guardan Su Palabra:

LA MEJOR MEDICINA

Así que en la iglesia primitiva esa era la medicina. Podemos abundar un poco más en eso. La fe de los primeros creyentes era tan profunda que, en Hechos, capítulo 5, verso 15: dice, que traían a los enfermos en camillas y en lechos y los tiraban en la calles para que, aunque fuera la sombra de Pedro los tocara porque eso era suficiente para sanar. Los que traían a los enfermos, los inconversos, que eran multitudes, se convertían al señor cuando estos enfermos se sanaban.
Los inconversos veían que en la iglesia había tanto poder que dirían: “¿Por qué voy a ir a un hospital? ¿Por qué voy a ir al médico? ¿Para qué medicina? Esa gente tiene el poder de Dios y eso es gratis, no me cobran nada”. Y cuando se sanaban los enfermos, los pecadores se convertían a Jesucristo y seguían añadiéndose a la iglesia los que eran llamados para vida eterna.
Ahora, fíjate si hoy en día estamos en el mismo patrón apostólico, o no hemos puesto al revés. Hoy en día en vez de ir los inconversos a la iglesia para que los enfermos se sanen, los convertidos van al hospital para que les den medicinas. Es tiempo de que la iglesia del Señor se ponga al derecho y deje de seguirse moviendo al revés, quiere decir que es tiempo que empecemos a orar más, a clamar más y a traer más la Palabra, porque esta Palabra es la que imparte la fe, esta Palabra es la que impone las convicciones, esta palabra es la que redarguye; acusa a uno como un fiscal y pone a uno medio tembloroso y con temor en el corazón.

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová
Proverbios 1:7
No es miedo, Dios es lo más lindo y lo más bueno que hay. Es temor a desagradarle porque El se siente triste, lo lastimamos con nuestra desobediencia. Lo hacemos sentir triste cuando dudamos y lo declaramos mentiroso moviéndonos en dirección contraria a la que El ha trazado. Su perfecta voluntad es que vayamos a su palabra.

EL PODER DE DIOS EN TI

Mientras pasamos a Marcos, capítulo 16, verso 17; repetimos la pregunta del principio: Cuando venga el síntoma y te duela el corazón, como me pasó a mí en una ocasión, ¿deberás correr para el médico a ver qué medicina será la que van a utilizar, o deberás ir a Cristo?
En Marcos 16:17, Jesucristo, nuestro Rey dijo:

Y estas señales seguirán a los que creen:

Como diciendo, éstos son la señales que seguirán a mi iglesia. Los creyentes somos el cuerpo del Señor, que es la Iglesia.

En mi nombre echarán fuera demonios.

No es que el demonio nos haga correr a nosotros, es que nosotros lo hagamos correr a él. Fíjate que la Biblia dice:
Resistid al diablo y huirá de vosotros.
Santiago 4:7

El que huye es porque tiene temor. Si tú ves un perro y te da temor, tú te alejas aprisa. Te dio temor, pero si tú no sientes temor te quedas tranquilo ahí parado al lado del perro. Cuando tú reprendes al diablo con autoridad, el diablo, no te ve a ti es a Jesús quien ve. Toda la autoridad del Señor está en el creyente y por eso dice que huye, atemorizado ante la presencia de Dios.
La Biblia dice: que los demonios tiemblan ante la presencia de Dios. Quiere decir, que tú tienes que estar lleno del Espíritu Santo cuando le digas al diablo: “Vete”, éste tiemble, porque siente la presencia de Dios y ve a Cristo en ti. Si te ve a ti, te va a dar en la cara, pero si ve a Jesús va a huir a la mayor velocidad que pueda desarrollar.

NO PODEMOS TENTAR A DIOS

Y el Señor fue claro:

En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño.
Marcos 16:17-18
Eso es un punto que es una verdad total, pero no es para tentar a Dios, no es que tú vas a buscar un veneno para probar que eso es verdad, eso sería tentar a Dios. Es para cuando tengas una necesidad y suceda, reclames la promesa la promesa y sigas cantando y alabando a Dios como antes.
En hechos 28:3-5, la Biblia dice que a Pablo lo picó una serpiente, una víbora venenosa que mataba casi instantáneamente, y Pablo la quitó del brazo y la tiró al fuego. Todos se quedaron esperando que Pablo reventara. El que reventó fue el diablo que le trajo la víbora. Fue motivo de admiración tan grande para aquella gente que eso hizo que creyeran que era un varón de Dios y trajeron cuanto enfermo había, y se sanaba la gente. Quiere decir, que Pablo dejó establecido en ese lugar una obra tremenda por el cumplimiento de esta Palabra.
Ahora, tú no vas a buscar un veneno para probar eso, porque estarías tentando a Dios y te vas a morir, ni te vas a meter debajo de un auto para probar que no te va a hacer nada, porque te van a aplastar, ni vas a buscar una serpiente venenosa y le vas a poner los dedos para que te muerda, porque te vas a morir de seguro. Cristo lo enseño, que no se puede tentar al Señor, nuestro Dios, pero si sucede por accidente o por obra de Satanás, o por lo que sea, tú tienes una promesa; párate firme pues el antídoto está en la Palabra. “Tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera no les hará daño alguno” (Marcos 16:18.
Ese es el antídoto. La Palabra de Dios, que dice que sea Palabra es vida. Si hablas, físicamente completarás el número de tus días, espiritualmente serás eterno o sea inmortal, porque esto es vida, aquí no hay muerte. Cristo lo dijo:

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Juan 11:26

Cuántos tienen eso? Gózate, alégrate y ríete, que tú eres inmortal. Bendito sea el nombre de Dios. Eso lo compró Jesús para nosotros en la cruz.

EN LA IGLESIA HAY SANIDAD

Añade y termina diciendo:

Sobre los enfermos podrán sus manos, y sanarán.
Marcos 16:18

La sanidad divina es parte de lo que la iglesia tiene que vivir en su experiencia cristiana. Poder de Dios para rechazar cualquier veneno, para echar fuera al diablo, lenguas para hablar con Dios misterios en el espíritu y orarle a El en lengua extraña con más efectividad y sanidad para los cuerpos. Eso está en la iglesia del Señor y si está en la iglesia y somos parte de la iglesia; ¿será lógico, o sensato, prudente e inteligente que lo vayamos a buscar al mundo?
La Palabra nos prueba que hay un Cristo, que es santo y puro y que dijo: “Yo soy tu sanador”. Esto es para uno pensar cuidadosamente, porque cada vez que tú dudas de la Palabra y vas a buscar en otras fuentes lo que ya Cristo hizo por ti, estás dudando del Señor y estás avergonzándole a El y haciéndole quedar en ridículo delante de Satanás, que es un ladrón y un mentiroso.
¿Si en la iglesia hay sanidad, debemos ir al mundo a buscarla? Vamos a contestar eso con la Biblia. Cristo dijo:

No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Juan 17:16

Y También:

Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre
1 Juan 2:17

Si entiendes eso claro, fíjate que el asunto de la sanidad divina está más ligada al asunto de la salvación del alma de lo que muchos creyentes se creen, porque cuando tú empiezas a moverte hacia el mundo a buscar sanidad, empiezas a dudar de Dios y de la palabra que te dicen a ti: “Yo soy tu sanador”. El dijo:

Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
1 corintios 6:20

El diablo tratará de impedirlo y te pondrá temor y luchará contra ti. Ese es su negocio y él lo conoce muy bien. De igual modo debemos conocer nosotros nuestro negocio, porque tenemos al mejor Maestro que jamás ha existido, nuestro Señor Jesucristo. Su Palabra es espada que corta las ataduras de Satanás. El diablo es sólo un mentiroso y un ladrón.

DANDO BUEN EJEMPLO A LA HUMANIDAD

Pasamos a Lucas 9:2. Ahora yo voy a cambiar la pregunta. ¿Debemos como creyentes ir primero al médico cuando viene la enfermedad y nos ataca y dejar para lo último al Señor? La pregunta está hecha en un ángulo distinto ahora. ¿Será esa la forma en que debemos actuar? Déjenlo en sus corazones. En Lucas 9:2 Jesús llamó a los doce apóstoles, doce hombres. Los envió a anunciar el reino de Dios y a llevar la buena noticia, el mensaje de la Palabra, y a sanar a los enfermos.
Fíjate, que encontramos continuamente que el Señor no desliga la parte de la salvación de la parte de la sanidad. Siempre están ligadas. ¿Por qué? Porque el mismo cuerpo que llevó el pecado, llevó la enfermedad. El pecado es opresión de Satanás y la enfermedad es opresión de Satanás. El Señor no puede concebir que Su pueblo sea un pueblo oprimido por el diablo porque a Su pueblo, El lo libertó en la cruz del Calvario. Ahora, sí estamos atacados continuamente, por eso es que hay que vestirse con toda la armadura de Dios. El escudo de la fe al frente para resistir, la espada del Espíritu, que es la Palabra, para cortar todas las ligaduras de opresión. Que el enemigo salga herido y maltrecho cuando nos ataque a nosotros.
El Señor nos envió a nosotros también, porque ese mandamiento a los apóstoles es el mandato a todos los creyentes que están aquí ahora: “Ve y anuncia la buena nueva... y me seréis testigos”. También dice: “Y sana los enfermos”. Si tú que tienes esa orden de ir y orar por los enfermos para que se sanen, viene el diablo y te pone una enfermedad, vas a salir corriendo para donde está un hombre sin buscar primero la sanidad en el Señor entonces, ¿qué dirá la humanidad pecadora que está observando muy bien nuestra vida? Dirán: “Mira, y
Eso que dice que Cristo sana, y mira como iba corriendo para el médico”.
Hay que tener cuidado porque a veces ignorantes, o en una forma u otra, avergonzamos al Señor y Dios no está para ser avergonzado. Dios está para ser honrado y glorificado por nosotros. Hermano, cuando venga el diablo con una enfermedad y te la ponga o sientas el síntoma, páratele de frente cara a cara y dile: “Diablo Cristo me sanó en la cruz, estoy sano, y estoy seguro de que estoy sano aunque sienta el síntoma que sienta”. Aunque sientas que te mueres, dile: “Y si me muero, diablo, te voy a pasar por el lado por ahí por las potestades tuyas y te voy a decir adiós, que voy para el reino de los Cielos”.
Mi hermano, el Señor dijo: “Completaré el número de tus días, bendeciré tu pan y tu agua”. Esa es la Palabra de Dios. Promesas de Dios para nosotros. Son promesas de vida, promesas de victoria, pero El es un Dios de fe, eso quiere decir que a las cosas que no son El les dice como si ya fueran, a lo que no es, le dice como si ya fuera, pues esa es la fe. Cuando tú lo ves ya es fácil. Lo veo, ya eso es cuestión de lo natural, pero mientras tú no lo ves y lo crees y lo hablas, esa es la fe, la sustancia de las cosas que no se ven. Tu no lo ves, pero sabes que hay una sustancia hecha ya, algo ya decretado por Dios que se va a manifestar, tú lo esperas tranquilo mientras te gozas y alabas a Dios y te ríes en la cara al diablo.
Ríete en la cara a Satanás cuando vengan los síntomas, no pongas la cara triste que ponen algunos que vienen diciendo: “Ay hermano, me estoy muriendo”. Pues mire hermano, no tema, que el morir es ganancia para los cristianos. Si vamos a estar en esa forma, dando ejemplo tan malo, váyase para el cielo mejor. Venga riéndose y dígame: “Hermano, me estoy gozando porque siento un síntoma aquí, y lo vamos a reprender y vamos a avergonzar al diablo”.

SANAD ENFERMOS

En Lucas 10:9 vemos algo adicional y fíjate que ahora no son los apóstoles, ahora fueron setenta discípulos que el Señor envió adicionales porque El no daba abasto, ni tampoco los doce, de tanta necesidad que había. Hoy es igual, la necesidad de hoy en día es tan y tan grande, que es una tragedia. Hay que gemir cada día a Dios que nos dé más fe, más unción, más poder para llevar más bendición a esa pobre humanidad. Nosotros somos ricos hermanos, lo tenemos todo, todo es nuestro en Cristo. Esa humanidad está pérdida, son siervos y esclavos de Satanás, es una tragedia, pero nosotros podemos llevarles el poder de Dios.
Y en ese verso 9, la Palabra nos muestra que el Señor envió a esos setenta y les dijo:

Y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.

Fíjate que es una orden idéntica a la de los doce apóstoles, no hay diferencia. Los apóstoles eran discípulos del Señor, los creyentes son discípulos del Señor y todos somos discípulos del Señor. Si en su discipulado el Señor te da un ministerio especial dale la gloria a Dios. Si te hace pastor, o maestro, o evangelista, o te pone aún más alto como un profeta, o como un apóstol; gloria a Dios. Como quiera, todos somos discípulos. Los discípulos estamos llamados a dar testimonio a la humanidad y a orar por los enfermos.

TODO CREYENTE OBEDEZCA

Hay hermanos que dicen: “No hermano, yo no tengo el don”. Olvídate del don, los creyentes pondrán las manos sobre los enfermos y sanarán. Tú pones la mano y oras: “Señor, tú dijiste que yo pondría la mano y se sanaría, tú los sanaste ya en la cruz. Gracias que está sano”. El resto es problema de Dios. El problema tuyo es hacer lo que El dijo y creerlo. Aunque veas que se quedó enfermo, sólo di: “Lo sanaste, yo puse las manos, hice lo que tú dijiste, y tú no eres un Dios mentiroso. Tú eres un Dios verdadero”. Habla la Palabra, habla con fe y sigue reclamando y el enfermo sanará por el poder de la Palabra que tú estás hablando. Su Palabra es vida y potencia de Dios para salud.

OBRAS AUN MAYORES HAREMOS

En Juan 14:12, El Señor Jesucristo dijo:

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.

Una verdad total. Eso es una promesa grandiosa. Imagínate lo que implica. Haríamos las obras que El hizo, aun mayores, dice:”porque yo voy al padre” y podemos visualizarlo a El a la diestra del Padre arriba en el cielo. “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”; por medio del Espíritu que está aquí abajo, El lo hará. Así que el Señor tiene contacto con el Padre arriba, para reclamar para nosotros todo lo que El compró en la cruz. Y tiene contacto con el Espíritu Santo aquí abajo para que ponga en ejecución lo que El ordena que hay que hacer.

EN EL NOMBRE DE JESÚS

“Si algo pidiereis al Padre en mi nombre, yo lo haré”. Ahí nos enseña cómo es que hay que orar, o sea al Padre en el nombre de Jesucristo y tener la fe de que El personalmente ha prometido hacer lo que tú estás pidiendo, conforme a Su voluntad. Esa promesa grande y maravillosa se incluye por supuesto la sanidad divina, e incluye cualquier alternativa que esté en la voluntad de Dios.

SEA HECHA TU VOLUNTAD

La Biblia dice claro que, lo que pedimos en Su voluntad, El lo hace, y aun en el Padre Nuestro nos enseñó a orar y nos dijo: “Padre, que se haga Tu voluntad”. No conviene nada que esté fuera de Su voluntad, pero la sanidad divina, eso está en la voluntad de Dios, eso es lo que hemos estado probando todo el tiempo, que El lo hizo ya en la cruz por nosotros. Está hecho ya. No lo tiene que volver a hacer, solamente tú tienes que tomarlo. Aprópiate de lo que El ya hizo en el Calvario por ti. Eso es tuyo. Ti lo reclamas por la fe, te lo apropias por la fe, confesando su victoria y moviéndote como sano, actuando en su fe. Bendito el nombre de Jesús.


No hay comentarios:

Publicar un comentario